Conservatorio sin conservación

ABC de Sevilla
Viernes, 28 de marzo de 2008. AMALIA F.LÉRIDA

La que fuera una casa palacio del XIX funciona desde mediados del XX como conservatorio y hoy día ya tiene 1.060 alumnos y 95 profesores que de sol a sol imparten clases de instrumentos de viento, madera, de metal, órgano, percusión, piano, viola da gamba y, este año, como experiencia piloto y pionera en el mundo, cante flamenco. Eso sin contar con que además, la Junta le ha dado el reconocimiento al mérito en el ámbito educativo de Sevilla pues no en vano es el conservatorio más antiguo de la ciudad.

Y así, no antiguo, sino obsoleto, descuidado, abandonado, deteriorado y, por algunas zonas, hasta cochambroso, está el inmueble hoy día incumpliendo, para colmo, las más elementales medidas de seguridad -no tiene, por ejemplo, salidas de emergencia-, sin pasar la Inspección Técnica de Edificios (ITE), con pocas aulas y las que hay sin insonorizar para calvario de los vecinos, y hasta sin extensión pues la cabina de estudio de piano es un habitáculo que apenas mide tres metros cuadrados.

Entrando por el zaguán que da a Jesús del Gran Poder la zona derecha de esa planta baja es un patio techado rodeado de columnas que delata ya el espacio señorial que fue en otro tiempo el edificio. Ahora sirve de distribuidor a las dependencias administrativas y da paso al salón de actos, que antes era el jardín, al que se entra por una puerta y se sale por otra. No hay salida de evacuación para un aforo de 500 personas.

De la entrada principal se sube por unas amplias escaleras a la planta primera y a la izquierda aparece la parte superior del patio de abajo formada por un suelo del que nos advierten «más vale no pisarlo», y de ahí a un corredor sin salida en uno de cuyos lados se disponen varias aulas.

Siguiendo el curso de dicha escalera, ésta empieza a estrecharse hasta un escaso metro de anchura (y con una inclinación peligrosa), llega a la azotea, la zona «noble» que nos da la bienvenida con una desvencijada puerta por la que se sale a un corredor al aire libre con un suelo hundido, paredes con caliches, pretiles llenos de verdín, plafones blancos rotos pegados con fixo marrón, cables por fuera, cubos de fregona, grietas y varias puertas: la citada cabina de piano, el baño de los caballeros, y aulas cerradas.

Fuente: ABC de Sevilla